El Rito Escocés Antiguo y Aceptado es fruto de la evolución producida a principios del siglo XIX del sistema escocista practicado en Francia a principios de la década de 1760, y de las peculiaridades continentales de la masonería de los “Modernos”. Designado por las Constituciones Latinas de la Orden como “Antiquus Scoticus Ritus Acceptus”, o “Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, es el título que ha sido adoptado generalmente. Aunque también ha sido vinculado a las disputas en la masonería inglesa entre la Gran Logia de los “Modernos” y la de los “Antiguos”.
Hay constancia de algunas Logias del continente fundadas por los jacobitas, y de las fundadas por la Gran Logia de los “Antiguos”. Estas Logias, desde un primer momento comenzaron a reivindicar tradiciones anteriores a las practicadas por la Gran Logia de Londres recién fundada, a emitir cartas a maestros escoceses, y a situarse en la perspectiva de que pretendían restaurar los principios primigenios de la Masonería. Su evolución no se vio exenta de influencias varias: un sustrato anterior de finales del siglo XVII, los rituales franceses importados desde Londres, así como las prácticas y rituales difundidos por los “Antiguos” a través de documentos como el “Three distincts Knocks”.
La reorganización estructurada del Rito Escocés constituyó el Rito Escocés Filosófico de la Logia Madre de Marsella (ca. 1750), de 18 grados. Tras el primer Rito Escocés Filosófico, apareció el Rito de Heredom o de Perfección, compuesto por el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente (París, 1758). Importado el Rito de Perfección de 25 grados a América por Esteban Morin tras recibir una patente del rito, el número de grados se amplió, surgiendo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado de 33 grados, con grados como el Caballero Kadosh o el de Soberano Gran Inspector General, cuyo simbolismo restaura el centro primordial desempeñado por el Sacro Imperio.
Reunidos en Charleston (Carolina del Sur, EEUU), cinco francmasones (John Mitchell, Federico Dalcho, Manuel de la Mota, Abraham Alejandro e Issac Auld) fundaron con Morin el Supremo Consejo de la Masonería denominada Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Tras la fundación del 31 de mayo de 1801, el primer Supremo Consejo se dio a conocer por medio de una circular expedida el 4 de diciembre de 1802. Esta estructura fija del Rito Escocés Antiguo y Aceptado llegó a Europa, y más en concreto a Francia de la mano del conde de Grasse-Tilly, tras obtener una patente de Charleston. Grasse-Tilly reestructuró los rituales y enseñanzas, y su obra constituye el fundamento del Rito Escocés Antiguo y Aceptado que se conoce en Europa.
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado consta de 33 grados, de los cuales los tres primeros, que constituyen la llamada Masonería Simbólica, dependen de las Grandes Logias, haciéndolo los 30 restantes del Supremo Consejo del Grado 33. Los primeros documentos escritos que fijan los grados simbólicos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado son el Rito Antiguo (1804) emitido por la Gran Logia Escocesa de Marsella, la Guía de los Masones Escoceses (1814), publicada para distinguirse de la primera impresión del Rito Francés, el Regulador del Masón (1801).
El R.E.A.A., además de sus fundamentos constructivos y sus orígenes masónicos tradicionales, ha integrado diferentes elementos provenientes de las tradiciones hermética, cabalística, caballeresca. El trabajo de sus Maestros es constante y vigilante, la acción es su ideal, la búsqueda continua del conocimiento refleja la profunda inquietud intelectual que impregna el Rito. El silencio es un valor preeminente para los nuevos Hermanos. Sin embargo el trabajo ritual ejecutado armoniosamente contempla la escritura y lectura de “trabajos” como elemento de progreso personal.